Año 1987, efemérides: Era más chico, estudiaba la E.G.B. y era feliz, ya está. Ah, también salió un juego nuevo que me enamoró por completo. Y teniendo en cuenta la época eso era harto difícil debido al amplísimo catálogo disponible, arcades a mogollón, cómics a puñados (y eso que aún no habíamos llegado al boom manga de los 90), juegos para ordenador, Samantha Fox, Sabrina enseñando las tetas. Y es que digan lo que digan, antes todo molaba más.
Para las víctimas de la L.O.G.S.E., molar: Gustar, resultar agradable o estupendo.
En él manejábamos a un tiarrón tipo Conan el bárbaro armado con un mangual, cuchillos, un enorme escudo y con los cuernos muy retorcidos (literalmente, los llevaba en el casco). Se hacía llamar el tigre negro y tenía los cojones de llevar "black" en el nombre sin necesidad de ponerse a cantar ni hacer el mongolo con las manos. ¿Que, MOLA O NO MOLA?
Black Tiger asomó por los centros recreativos de la mano de la antaño grandísima CAPCOM. Nos introducía en la historia con apenas una breve escena animada y un par de frases, tras las cuales pasábamos a la acción.
El próspero reino de Capconia ha sido atacado por tres malvados dragones y ya se sabe, estos bichos nada más llegar al poder lo primero que hacen es meterle mano a la reserva nacional de zennys e instalarse en un chalé en la zona más cara del lugar, que era precisamente donde nuestro protagonista tenía montado su palacio, que para eso es el rey. Hasta ahí todo bien, ya se cansarán, pensó, pero los tres lagartones además de ser unos republicanos impenitentes habían llegado para quedarse y para colmo la reina le recitó la antigua letanía de guerra "O los echas o me vuelvo con mi madre". El rey de capconia, con un cabreo de mil demonios blandió su matamoscas preferido, el casco de los domingos y el escudo con el que tapaba el desconchón de la pared del salón. Tanta prisa tenía que se olvidó hasta de vestirse, también se olvidó la cartera (el móvil no porque en capconia no se habían inventado todavía), pero bueno, daba igual, ya le pediría prestado algunos zenny a alguien por el camino.
El concepto era bastante simple, un juego de plataformas, scroll lateral (aunque luego pudieramos movernos en cualquier dirección). Escenarios preciosistas, uso excelente de los colores. objetos ocultos y ancianos congelados que hacían las veces de mercaderes improvisados a los que podíamos comprar armamento y pócimas con las monedas que íbamos recogiendo de los enemigos que derrotáramos por el camino. Enemigos que iban variaban conforme avanzábamos, desde las gotitas del principio (con lo malo que es eso para el reuma) hasta los ninja asesinos de los niveles más elevados. Entre fase y fase el típico jefe que variaba desde unos malencarados adoquines hasta draconianos gigantes pasando cómo no por los tres dragones antes mencionados. Una vez derrotado el protragonista adoptaba una pose típica de almanaque bomberil y así sucesivamente. Al caer el último de los dragones podremos contemplar al tigre negro sentado en un trono (¿alguien dijo Conan rey?) y a su reina sentada en su regazo. Lo que me extraña es que el casco de cornudo no se lo termina de quitar. Sospecho que algo no va del todo bien en ese matrimonio.
CURIOSIDADES
- El juego se basó en unas ilustraciones promocionales de autor desconocido.
- Los "zenny" se convertirían en la moneda oficial de los juegos de CAPCOM
- La compañía española DINAMIC copió el concepto de Black Tiger en su juego SATAN.
- Se considera que Magic Sword es su secuela.
- Se versionó para la mayoría de los ordenadores de 8 y 16 bits de la época. Actualmente está disponible en las plataformas digitales de PlayStation y Wii.
- Puedes jugarlo pulsando AQUÍ